sábado, 10 de septiembre de 2011

CAPÍTULO 10

NO SE PREOCUPE, SE LO DAMOS HECHO

Este capítulo es breve. Casi telegráfico. Pero recoge otra experiencia vivida por el autor en un par de ocasiones. Seguramente les resultará muy conocida a otros compañeros de profesión.

Tuve en una ocasión reciente una llamada telefónica de un viejo amigo. Alguien a quien había conocido años antes y al que había perdido la pista.

-         Hola – me dijo – cuanto tiempo sin vernos ni hablarnos. Te llamo para que nos hagas una auditoria.

-         Ah.. muy bien – le contesté – me alegro de conectar otra vez contigo. ¿De qué se trata?

-         Nada…¡esto es muy fácil! Para ti pan comido. Es un asunto de unas subvenciones.

Al oír la palabra subvenciones me puse en guardia, a la vez que fruncía el ceño- ¡Subvenciones! Pensé…

-         ¿Qué es, que habéis cobrado alguna subvención? ¿Es importante su importe? ¿Quién os la ha concedido? – le dije para tratar de centrar el tema.

-         Bah, no te preocupes. Sí, hemos cobrado no una, sino varias subvenciones. Ya llevamos diez años con subvenciones diversas. Somos una Fundación….

Y pasó a explicarme que esa Fundación, para las que trabajaban como proveedores varias empresas de las que él era accionista o partícipe, cobraba todos los años, por sus diversas actividades, subvenciones del Ente Autonómico correspondiente a su domicilio social.

-  Vale, no os habéis auditado nunca, no os han hecho nunca revisiones por esas subvenciones, habéis presentado todos los años los justificantes oportunos… ¿Por qué os quereís auditar este año y qué clase de auditoría pensáis hacer?- le dije para salirme ya del no te preocupes y es muy sencillo.

-         Bueno nos tenemos que auditar ahora y además nos viene bien.

-         ¿Os lo exigen?

-         Bueno… sí, es conveniente. Nos lo piden…bueno piden un papel de un auditor…

-         Será un Informe de un auditor sobre esas subvenciones y la veracidad de la realización de las inversiones correspondientes o los gastos de que se trate – le maticé a mi antiguo amigo

-         Sí, eso es…un Informe. Pero es muy fácil. Mira en realidad, tu casi no tienes que hacer nada. Nosotros tenemos todo preparado. Todo está bien y tenemos las facturas y unos listados de todas ellas..Vamos… te lo damos todo hecho.

-         ¿Sí..así de fácil?

-         Claro, por eso acudo a un amigo auditor. Tú me comprenderás mejor las explicaciones de algunas cosas. Esto son habas contadas…

De nuevo me topaba con una expresión que ya odio. Lo de las habas contadas. Mala cosa es que le digan eso a un auditor, tratando de rebajar nuestra mercancía: el trabajo de auditoría.

-         Mira – le dije – eso no es así. El trabajo que tengo que hacer no me lo podéis quitar ni hacer vosotros. Me podréis ayudar y facilitar información y papeles, pero no suplir.

-         Que no hombre… no es eso. Claro, tú firmas todo. Pero tú no te preocupes, pasas por aquí y te damos ya todo hecho… Es muy sencillo y te pagamos tus honorarios, los que nos fijes.

-         Mira, déjate de rollos… Te paso un correo pidiéndote documentación y luego te hago un presupuesto si te parece. Después ya hablamos, pero quede claro que el trabajo de auditoria hay que hacerlo y el Informe saldrá como corresponda de esa revisión. Como decimos en Galicia, amiguiños si, pero a vaquiña po lo que vale.

Es fácil suponer que ahí murió el asunto. A mi amigo no le interesaron mis planteamientos, rechazando eso de que me lo daban todo hecho y que era un trabajo muy fácil. El caso es que esta experiencia ya la había vivido, más o menos parecida, al tratar con cazasubvenciones, que es la forma con que denomino a aquellos que se  dedican únicamente a brujulear alrededor del personal de las Administraciones y obtener subvenciones para sus clientes a cambio de un importante porcentaje. Pues bien, me había topado con eso de te lo damos todo hecho y tu firmas…